El Hada de la Fe está sentada satisfecha y tranquila en la quietud de una noche borrascosa de otoño. Tiene una fe pura e indiscutible en sus creencias y en aquellos en quienes cree, en la que encuentra seguridad y calor. El gran roble simboliza el poder de la fuerza, la sabiduría del conocimiento y la virtud de la resistencia.

El Hada de la Fe siente una conexión con este árbol y a menudo pasa tiempo con él para conectar con esa parte de sí misma profundamente enraizada que susurra mensajes de certidumbre y fe.

Aquí es donde reaviva cómodamente una grata sensación de confianza y afirmación. Las luces la rodean, expulsando y disipando los testigos de la duda y la incredulidad, ayudándole a impedir que van a presentarse con el paso del tiempo. La bella y delicada hada no profesa ningún tipo de fe ciega, solo la sana fe que ha surgido de observar, relacionarse, hacerse preguntas y aprender.

Ha descubierto que la fe, como la confianza, se gana y que a veces la única fe que puedes tener en alguien es sencillamente que nunca podrás creer en él. Pon tu fe solo en las personas que se la han ganado y en aquello en lo que crees.

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