El Hada de la Euforia surge de un campo de flores silvestres dormidas. Su espíritu se eleva al empezar su viaje nocturno. Sin embargo, no solo se eleva, sino que se alza hasta lo más alto, como únicamente la euforia nos ayuda a subir con su potente arrebato. Sus ojos miran al cielo en un gesto de auténtico éxtasis, y cruza los brazos sobre el corazón, revelando su estado de absoluta euforia. Viaja con dos palomas blancas cunombres son Amor y Paz, en armonía con su espíritu de profundo alborozo.
Una luna llena brilla en el cielo brumoso del atardecer, símbolo del misterio y la plenitud. Cuando recupera su compostura y vuelve a poner al menos un pie en el suelo, el hada nos indica que el estado o la sensación de euforia es fugaz, que deberíamos buscarlo a menudo y alimentarlo una vez obtenido. Esta emoción puede encontrarse entremezclada entre aquello que podrías esperar, como el amor, los logros o esos momentos de meditación o renovación en los que el cuerpo, la mente y el espíritu se alinean tras haber estado separados durante mucho tiempo.
No obstante, ten cuidado: tendemos a guardar la euforia egoístamente (aunque de forma inconsciente) una vez que la hemos alcanzado, y esto puede llevar a un estado de aletargamiento y de «<despreocupación»> en el que nada nos importa pero que podría ser insano si no tenemos al menos un pie en la tierra. Con ironía, el Hada de la Euforia nos señala que por eso es que por lo nunca se deben tomar decisiones importantes bajo la influencia de una euforia inducida químicamente.